Este blog trata de la continuidad del proyecto educativo "Conociendo y valorando nuestro Patrimonio Cultural monumental: Huaca Fortaleza de Campoy", de la I.E. Nº 0090 "Daniel Alcides Carrión" de Campoy, que promueve el conocimiento y valoración de nuestro patrimonio cultural y natural, mediante el grupo de Defensores del patrimonio y Guías escolares de turismo KUSI SONQO, dirigidos por el Profesor Arturo Vásquez Escobar.
martes, 1 de febrero de 2011
COLEGIO MAYOR Y PADRES DE FAMILIA: LIMA 476 AÑOS DESPUÉS.
HOLA AMIGOS: REVISANDO EN LA RED LOS ARTÍCULOS RELACIONADOS CON NUESTRO TRABAJO DE CONOCIMIENTO Y VALORACIÓN DE NUESTRO PATRIMONIO CULTURAL. ENCONTRAMOS ESTE INTERESANTE ARTÍCULO QUE HACE UN APORTE A LA REFLEXIÓN, PARA PODER TRABAJAR EN EL CAMPO EDUCATIVO CON MEJORES PERSPECTIVAS.
QUEREMOS AGRADECER LA MENCIÓN DE NUESTRO TRABAJO EN ESTE ARTÍCULO QUE HEMOS EXTRAÍDO DE: "AUTOEDUCACIÓN DIGITAL" - ARTÍCULOS SOBRE LA EDUCACIÓN DEL PERÚ. Y EN ESPECIAL AL SEÑOR SARAVIA POR ESTE GESTO, AUNQUE NO NOS CONOCEMOS PERSONALMENTE, ESPERO QUE MANTENGAMOS ESTE VÍNCULO PARA FUTURAS ACTIVIDADES.
ATENTAMENTE.
LIC. ARTURO VÁSQUEZ ESCOBAR.
Por saravia.
(22.01.11)
Bañada por las aguas
de un mar que te acaricia,
coqueta y soñadora,
así eres Lima, tú.
………………
(Vals de Mario Cavagnaro)
El martes pasado 18 de enero, Lima conmemoró 476 años de fundación. Sin duda no en vano han pasado tantos años, pero en estos los limeños se ha ido perdiendo, al punto que hoy casi no existen limeños de pura cepa, sino todo lo contrario. Millones de compatriotas llegaron del interior del país a partir de los años 50 del siglo pasado y contribuyeron con sus usos y costumbres a que esta ciudad sea de todas las sangres.
Lo que se ha celebrado es la fundación española de Lima. Pero Lima, la que debemos celebrar en este año, se ha fusionado con el homenaje por el centenario del natalicio de José María Arguedas. Por ello se preparó un gran encuentro multicultural denominado ‘Hatun Tinkuy’. Artistas plásticos, músicos, bailarines, poetas de todas y para todas las edades, demostraron su talento.
Lima, no es ya una ciudad de criollos, como muchos añoran sino que ha ido recuperando sus raíces profundas que se pierden en el tiempo. Estas raíces, poco conocidas y relievadas por el mundo oficial, pero rescatadas por educadores y alumnos de las diversas instituciones educativas de hoy, que en su silencioso y anónimo trabajo (¿por qué este trabajo nunca le es reconocido como aporte al desempeño docente?) vienen ubicando y rescatando lugares y espacios en donde se encuentran restos de un pasado que debe permitirnos estar orgullosos de contar con una cultura propia, no occidental, sino americana que floreció, pero que fue segada abruptamente por la presencia de los llamados conquistadores de esta parte del continente.
Uno de estos, el distrito más poblado (cerca de un millón de habitantes) de Lima, es San Juan de Lurigancho. Ubicado a pocos kms. del centro de Lima conserva entre sus límites muchos de los secretos de lo que fue Lima antes de ser fundada. Los primeros pobladores de esta zona datan de 9000 a. c. según investigaciones realizadas por el Instituto Cultural Ruricancho Están ahí esperando la visita las llamadas Lomas de Mangomarca, donde existen pinturas rupestres y estructuras semi subterráneas que se asemejan a los restos encontrados al sur de Lima en el sitio La Paloma en Chilca. También quedan expresiones de avances tecnológicos en la construcción de enormes pirámides con plataforma y plazas circulares, como el sitio llamado 15 de Enero cuyas características se asemejan a las colosales estructuras ceremoniales de Caral en Supe y las Aldas en Casma al norte de Lima.
También están los Geoglifos de las Pampas de Canto Grande. Son líneas 2000 años más antiguas que las de las Pampas de Nasca. Abarcaron la zona de San Carlos hasta los terrenos del anexo 22 de Jicamarca. De otro lado se puede decir que la tecnología llega a niveles sorprendentes con la construcción del canal de Lurigancho, que lleva las aguas del río Huaycoloro. Asimismo también existe un nuevo patrón arquitectónico conocido como templo en forma de U de Ascarrunz en la actual avenida Lurigancho. Este templo fue contemporáneo a los templos de La Florida (Rímac), Garagay (S.M. de Porras). Además en la zona se encuentra el adoratorio del cerro Lurigancho, el Altillo y el Gramal de Caja de Agua.
Por entonces hubieron ocupaciones aldeanas del Triunfo, Cerro Observatorio, Cerro Gallo, cerro San Jerónimo y el Templo Viejo de Mangomarca. También en Maranga (San Miguel), Cajamarquilla (Lurigancho Chosica), Pucllana (Miraflores), Huallamarca (San Isidro), Aramburú (U.N.M.S.M.), etc.
Fruto de intercambios culturales entre sí, hubo influencias que se perciben, sobre todo en la cerámica, así surge un estilo llamado Nievería (Cerámica bella, fina y de color naranja). En San Juan de Lurigancho se encontró este estilo de cerámica en los entierros de Potrero Tenorio y en Mangomarca. Todo ello formaría lo que se ha conocido como la Cultura Lima. Cuando ella decae, surge un poderoso señorío llamado Ychma que ocupaba los valles del Rímac y Lurín y tenía como capital a Pachacamac. El Señorío Ychma agrupaba a varios curacazgos entre ellos el de Malanga (Maranga), Lati (Ate), Sulco (Surco), Limac (Cercado de Lima), Amancae (Rímac), Lurigancho (San Juan de Lurigancho), etc. Los Lurigancho o Ruricancho, mal llamados por algunos Hurin Huanchos, formaron parte del señorío Ychma y ocuparon varios asentamientos o pueblos entre ellos Canto Chico, Campoy y Mangomarca, siendo este último la capital del Curacazgo.
Entonces Mangomarca es uno de los centros políticos más importantes de la margen derecha del valle bajo del Rímac. Esta es la capital del curacazgo Lurigancho, lugar de residencia de los señores que gobernaron este territorio hasta la llegada del Inca Tupac Yupanqui, quien anexa a los ychmas al Tahuantinsuyo en 1470 d. C.
Campoy fue un centro administrativo que le seguía en importancia a Mangomarca, dentro de sus altos muros vivía la elite que controlaba esta zona. La existencia de sitios menores contemporáneas como Canto Chico y Cerro Las Ramas nos hablan de una población muy numerosa que se dedicó a explotar el suelo fértil con una agricultura intensiva que proporcionaba alimentos y excedentes; los que bien administrados formaron parte de la grandeza del curacazgo Lurigancho.
Los Ychmas y los Colleq (señorío que ocupaba la parte baja del valle del Chillón, al N de Lima) iniciaron grandes guerras con pueblos belicosos de las zonas andinas entre ellos los Yauyos y Chacllas pudiendo contrarrestarlos. La guerra era por la posesión de tierras.
Llegados los Incas al mando de Tupac Inca Yupanqui se inicia la conquista Inca. Los Ychmas deciden anexarse pacíficamente al estado Inca, de su presencia queda el camino Inca y la influencia del estilo alfarero cuzqueño y asentamientos como canto Chico, Las Ramas y el Sauce. Se anexaron los caminos existentes a la red de caminos imperiales (Qapagñan) que comunicaban todo el Imperio.
La historia, cultura y desarrollo autónomo de la región es interrumpida por un proceso cultural diferente llegado desde Europa: los conquistadores españoles. Luego de fundada la capital del Perú en 1535, el distrito es ocupado por encomenderos españoles que dieron paso a la aparición de las haciendas.
Aproximadamente en el año de 1575, se funda el pueblo de Indios de Lurigancho. Los españoles le otorgan un Santo Protector que es San Juan Bautista, de allí viene el actual nombre del distrito. La reducción implicaba reubicar a todas las comunidades indígenas, para así utilizarlos como fuerza de trabajo creando las estructuras económicas como haciendas, estancias, minas, etc.
Este antecedente tomado de la Historia de San Juan de Lurigancho (www.SanJuandeLurigancho.com) tiene la finalidad de recordar en este aniversario que Lima no se debe sólo a la fundación hispana, a su escudo de armas, a su Plaza Mayor, ni a don Gonzalo Taulichusco, regidor de indios, hijo del último curaca de la Lima prehispánica. Quiere llamar la atención de que somos la capital del Perú, pero con raigambres que provienen desde los reinos que habitaron el valle y el Imperio Incaico.
Esta historia es posible rescatarla no sólo por el Instituto de Cultura Ruricancho sino al empeño puesto por la Institución Educativa “Daniel Alcides Carrión” de Campoy – San Juan de Lurigancho para el conocimiento y valoración de nuestro patrimonio cultural. Ellos presentaron el proyecto “Conociendo y valorando el patrimonio cultural monumental: Huaca Fortaleza de Campoy”. Ganador Regional de la XVIII edición de la FENCYT – 2008 (Feria Escolar Nacional de Ciencia Tecnología e Innovación) representando a todos los colegios de Lima Metropolitana a nivel nacional e integrando los 26 mejores trabajos de ciencias del Perú.
Celebramos el 18 de enero la fundación española de Lima, pero este territorio tiene muchos siglos de existencia que debemos revalorarlo también por los testimonios que yacen en el territorio actual, pero que fueron ignorados por la civilización occidental que revaloró sólo el aporte español desde lo que fueron las instituciones que se crearon a semejanza de la Metrópoli.
Lo que vivimos hoy en Lima capital del Perú es diferente a lo que la propia cultura criolla celebraba entonces y que hacía referencia al lujo, boato y renombre virreinal. Muchos han manifestado su disconformidad con la actual celebración y no aceptan que se valore al igual que al vals criollo, a la música andina y la de la selva. No aceptan aún que somos un país plural, diverso, de todas las sangres.
Una Lima del siglo XXI que sigue siendo estremecida por el surgimiento de un mestizaje que ya Arguedas anunciaba en su novela “Todas las Sangres” cuando escribió “ Los jóvenes emigraron a Lima, casi todos; tras ellos las muchachas resolvieron también ir “a buscar la vida” en la capital…” “Hombres y mujeres intentaban asimilar rápidamente los modales ciudadanos; aprendían los bailes de moda y a usar los trajes y peinados impuestos por la influencia norteamericana. La mayor parte de estos emigrantes exageraba los nuevos usos de la ciudad, y la forma cómo danzaban los bailes de moda; procurando demostrar que los dominaban, daban a la apretada concurrencia de los salones alquilados un aspecto entre grotesco y triste para el espectador sensible… Era evidente que muchas parejas no se divertían, sino que simulaban; padecían tratando de retorcerse, de seguir el compás endiablado o muy lento de los bailes “afrocubanos” o afroyanquis. En sus músculos seguía aún rigiendo “la pesadez” del habitante andino, duro de cuerpo, por la práctica de subir y bajar inmensas cuestas y respirar el aire de las grandes alturas. ¡Por fin! Como despedida de fiesta se tocaba un huayno o pasacalles. Entonces se lanzaban a bailar, como presos recién liberados, muchas parejas, y gozaban; otras, por parte de las muchachas, bailaban como desanimadas porque trataban de demostrar que ya estaban totalmente “deserranizados” y que habían olvidado el huayno, y no faltaban hombres y mujeres que no salían a bailar las danzas de sus pueblos, declarando en voz alta que se habían olvidado de ellas. Y de verdad, muchos de estos jóvenes no podían danzar; la vergüenza los estorbaba; eran los mismos que se negaban a hablar el quechua y que padecían mientras intentaban bailar con la mayor “destreza” los bailes extranjeros. En la gran ciudad los emigrados de las provincias al fin se encontraban, porque en realidad se buscaban. Y concluían por organizarse en clubes, según el nivel social al que pertenecieron en sus pueblos y según la categoría de esos pueblos; así los clubes de los anexos eran principalmente de indios y mestizos; los de las capitales de distrito, de vecinos pobres y mestizos; los de la capital de provincia, de vecinos ricos y pobres, y de «cholos prósperos»; los de las capitales de departamento, de señores y de grandes señores”. (ARGUEDAS, José María. Todas las Sangres. Págs…108-109. T.II. Biblioteca Clásica y contemporánea. Losada. Buenos Aires, 1970)
Podríamos seguir recurriendo a Arguedas para fundamentar lo que él sentía que se venía dando en Lima. Pero recurro a otro peruano, José Matos Mar, que pinta, analiza e interpreta lo que se produce y que llama El Desborde Popular que altera la marcha de la sociedad, la cultura y la política del país y que se palpa y siente en Lima.
Matos Mar afirma que se viene dando la creación incesante de nuevas pautas de conducta, valores actitudes, normas, creencias y estilos de vida, lo que significa uno de los mayores cambios en toda nuestra historia. Dice que “… el Perú está sufriendo serias alteraciones estructurales que conducirán… a una profunda transformación de la sociedad.” Demanda que el Estado “…asuma el insólito proceso de transformación que vive la sociedad peruana, sin olvidar que detrás de ese ascenso de masas está la historia del Perú. Ello implica un esfuerzo enorme de integración de las minorías marginadas con las mayorías marginadas. Integración entendida como proceso que pasa necesariamente por la democratización del sistema de representación del aparato de gobierno, las transformación de la estructura jurídica y económica del actual Estado y el giro hacia un audaz proyecto de construcción social de un Perú más autentico.”. (MATOS MAR, José. DESBORDE POPULAR Y crisis del Estado. El Nuevo rostro del Perú en la década de 1980. CONCYTEC. Lima, mayo, 1988).
Nuestras contradicciones luego de la Conquista llevaron a lo andino a hacer una síntesis y formar lo que es la nación e identidad peruana, que muchos aún están buscando, sin reconocer antes las raíces que nos nutren. No acabamos de reconocer e interiorizar que nuestra organización indígena fue alterada y perdimos la coherencia que se había construido.
En este aniversario de la fundación de Lima, debemos tener claras las fuentes de las cuales partimos para reconocernos como ciudadanos de un país que es intercultural, que tiene sus raíces andinas donde existió una civilización.
Los recuerdos que encontramos en la ciudad nos hablan del producto de una cultura impositiva de la metrópoli y no de lo que es verdaderamente creación nuestra. Raúl Porras Barrenechea en un trabajo que llama Antología y que lleva por título “Pequeña antología de Lima. El río, el puente y la alameda”. Publicado cuando se cumplía el IV centenario de la fundación en 1935, nos dice que “Las ciudades existen, no sólo en la geografía, sino en el espíritu. Para conocer Lima no basta visitar la catedral o el Country Club, ver las momias del Museo Arqueológico o la momia de Pizarro. Precisase también de un itinerario espiritual que lleve al viajero a darse con el alma misma de la ciudad, sin ubicación material. (PORRAS BARRENECHEA, Raúl. PEQUEÑA ANTOLOGÍA DE LIMA. El Río, el Puente y la Alameda. Presentación y autocensura Instituto Raúl Porras Barrenechea. Lima, 1965).
Porras nos recomienda que para encontrar el alma de la ciudad hay que “…encontrarse con la huachafa en la Procesión del Señor de los Milagros, asistir a una jarana con guitarras y cajón abajo del Puente, saborear los dulces de las monjas de la Encarnación, las nueces del nogal del monasterio del Prado y el turrón de doña Pepa, cortarse el pelo en una peluquería japonesa, pasearse por el jirón de la Unión… En otro orden de cosas, hay que haber presenciado bailar una marinera, haber recorrido con la vista las estampas de la Lima de Fuentes o haber leído algunas de las Tradiciones Peruanas.” (PORRAS Ibídem)
Otro personaje que nos habla de esa Lima, que fue en espíritu, pero que permanece en sus monumentos y que es necesario conocerla y valorar su riqueza y aporte cultural porque es nuestra, es don Pedro Benvenutto Murrieta que en su libro escrito en la adolescencia “Quince plazuelas, una alameda y un callejón”, refleja una investigación minuciosa y una enorme sensibilidad para captar el aire de una época anterior a la que le correspondió vivir. Dice de él don José Jiménez Borja que heredó de su padre “el respeto y el amor a la cultura” y de su madre la primera noticia de una ciudad crepuscular que se perdía y de otra antecedente, ya sepultada en el tiempo”. De esa manera tuvo un diorama de ambas para lo que puso “oído y ojo recolectores” que lo llevó a buscar en libros, planos, grabados, daguerrotipos, guías y almanaques, pero sobre todo en relatos de los ancianos y testimonios que están ahí: monumentos, vestigios y rincones. Benvenutto alcanzó a vivir y moverse en una ciudad pequeña, “coherente, depositaria,…donde no había miserias y donde las clases se avecinaban con los mismos fervores, lenguaje y fantasía. (BENVENUTTO MURRIENTA, Pedro. Quince plazuelas, una alameda y un callejón. Fondo del Libro Banco industrial del Perú. Lima, 1983.. En Prólogo de José Jiménez Borja)
Impresiona cómo recoge a manera de frescos citadinos cómo “Ricos y pobres, capitalinos y provincianos compartían el mismo ámbito urbano, aunque algunos viviesen en el llamado principal de las casonas, otros en los altos, otros en las ventanas con rejas, a ambos lados de la entrada, y los más modestos en el interior o segundo patio y en los callejones o conventillos, con sus hileras de cuartos simétricos; pero todos se juntaban en las mismas iglesias, teatros, calles, plazuelas y disfrutaban de iguales golosinas, curiosidades, pasiones políticas y chismes de vecindario.”
Jiménez Borja cita a un analista de Le Monde quien en 1978 sostiene que Lima ha sido invadida y ocupada por foráneos de muy diversa cultura y que sus habitantes tradicionales han formado ghetos paranoicos hacia el sur, como suntuosos santuarios. Jiménez Borja añade que: Esta urbe, es en consecuencia, un mosaico de municipios disímiles que en nada se parece a aquella variada, pintoresca y bullente unidad que revive Benvenutto y en parte todavía pudo palpar en la década del 20 al 30 en el marco de su infancia consciente y su adolescencia adquisitiva.
Dice Martina Vinatea que esta obra de Benvenutto “…es de gran frescura, vitalidad y, sobre todo, de amor por su entorno. Al recorrer sus páginas, tenemos la oportunidad de recrear en nuestra imaginación una Lima que no hemos conocido. Para quienes somos limeños, la relación con nuestra ciudad resulta difícil y conflictiva, porque la encontramos arruinada y, a pesar de ello, la queremos porque pertenecemos a ella, porque los lazos que nos unen son entrañables… nos vincula con esa Lima de la que tanto hemos oído hablar y de la que jamás hemos disfrutado.” (La Lima de Benvenutto. En la Revista Punto de Equilibrio. Nº84. Año 13. Enero-Marzo, 2004).
¿Cómo conjugar estos tiempos, hechos, creatividad, cultura en esta realidad que estamos viviendo hoy? El aporte realizado por profesores y alumnos de la institución educativa que está recuperando nuestros ancestros pre-incas, incas; los escritos de Porras y Benvenutto y lo avizorado por Matos Mar nos puede ir dando la respuesta e invitarnos a levantar la autoestima a partir del hallazgo de nuestra propia identidad.
Es parte del trabajo que es necesario hacer desde el diseño de la política educativa en donde sintonizando con los adelantos en ciencia y tecnología debería incentivarse el estudio de lo que somos y no dejarlo en las tediosas letras de un currículo diseñado a la medida del mercado y no de la persona.
En ese sentido deberíamos recordar la fundación de Lima, que no sólo se debe a los trazos de ciudad que hicieron los conquistadores –quienes replicaban a la metrópoli- sino redescubrir a partir de los restos arqueológicos que somos más que un recuerdo. Somos fruto del reto permanente entre lo indio y lo español, la cultura americana y la cultura occidental.
476 años de fundación española de Lima y seguimos aquí a orillas del Océano Pacífico, pero l ciudad ya no es coqueta y soñadora, como decía el poeta. Todo lo contrario. Quedan en los siguientes versos de Arguedas en su poema “Tupac Amaru kamaq taytanchisman (haylli-taki) a nuestro padre creador Tupac Amaru” (himno-cancion), palabras que son un reto y que no deberíamos olvidar. “Al inmenso pueblo de los señores hemos llegado y lo estamos removiendo. Con nuestro corazón lo alcanzamos, lo penetramos; con nuestro regocijo no extinguido, con la relampagueante alegría del hombre sufriente que tiene el poder de todos los cielos, con nuestros himnos antiguos y nuevos, lo estamos envolviendo. Hemos de lavar algo las culpas por siglos sedimentadas en esta cabeza corrompida de los falsos wiraqochas, con lágrimas, amor o fuego. ¡Con lo que sea! Somos miles de millares, aquí, ahora. Estamos juntos; nos hemos congregado pueblo por pueblo, nombre por nombre, y estamos apretando a esta inmensa ciudad que nos odiaba, que nos despreciaba como a excremento de caballos. Hemos de convertirla en pueblo de hombres que entonen los himnos de las cuatro regiones de nuestro mundo, en ciudad feliz, donde cada hombre trabaje, en inmenso pueblo que no odie y sea limpio, como la nieve de los dioses montañas donde la pestilencia del mal no llega jamás. Así es, así mismo ha de ser, padre mío, así mismo ha de ser, en tu nombre, que cae sobre la vida como una cascada de agua eterna que salta y alumbra todo el espíritu y el camino.” (José María Arguedas. Obras completas, Tomo V. Lima, Editorial Horizonte, 1983)
Sentimiento quechua, dirán algunos, pero Arguedas, sin renunciar a ello, nos invita a reflexionar y valorar lo nuestro y reconstruir lo que fuimos y somos capaces de realizar. Encontramos en Matos Mar cómo se van precisando temas y problemas que tenemos bajo la alfombra y que de a pocos los asumimos. Nos dice que “…Lima ya no es exclusivamente la capital reducto de lo criollo y lo mestizo monopolizando el poder y la identidad. Hoy día ha venido a convertirse en un microcosmos del macrocosmos nacional. En un espacio mayoritariamente dominado por la presencia migrante de representantes de toda la pluralidad y multiplicidad de situaciones que configuran el país… El nuevo espacio se expresa en la turbulenta confluencia de esa multiplicidad hacia una nueva cultura y sociedad unitaria en formación, así como también en el rebalse e invasión de los estilos populares dentro de la Capital.” (Matos Mar. Op.Cit.pág.103…)
El mensaje de esta fecha fundacional debemos buscarlo en obras escritas y en el legado monumental y no reducirlo a un programa lector que se enrumba por donde el viento sople: en noviembre, diciembre se habla de introducir a Vargas Llosa en las obras que deben haber en la bibliotecas escolares y ahora con motivo del centenario del nacimiento de Arguedas, se vuelve a proclamar lo mismo. ¿Por qué no replicar lo que se hizo en el llamado Festival de Lima de 1959 la publicación de una Antología sobre Lima que contenía Ensayo, Cuento, Poesía, La Limeña, Sátira y Humor, Crónica, Historia, Folklore, Viajeros, Arte y Bibliografía? También lo que publicaron Arguedas y Francisco Izquierdo Ríos sobre Mitos, leyendas y Cuentos Peruanos – Selección y notas. Lima, 1970. ¿Es mucho presupuesto, es mucha inversión? ¿Cuánto invierte el Estado y en especial el Ministerio de Educación en publicitar sus obras? ¿Cuánto invierte en Suplementos Contratados? Sin duda con un poco inversión o haciendo una asociación público-privada como se estila hoy, podría ponerse al alcance de nuestros niños y jóvenes estas obras que apuntan a descubrir, valorar y preservar nuestra identidad.
Que el olvido a nuestros referentes de la identidad no se pierdan por la indolencia de funcionarios que desconocen nuestro rico acervo cultural. Ese sería el homenaje permanente que fluye y nutre a las nuevas generaciones de historia, tradición y leyenda y transmite el genio de nuestra cultura, como lo quería Porras Barrenechea. Que el sentimiento no perturbe la voluntad; que la ilusión no se diluya como los fuegos artificiales que se mostraron a la media noche de la serenata a Lima. Los peruanos nos merecemos algo más y perdurable. Pero esto es tarea de todos y no sólo de las autoridades.
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