(Foto: ESPECIAL Y ARCHIVO EL UNIVERSAL )
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Domingo 13 de marzo de 2011
Abida Ventura | El Universal
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A diferencia del penacho de Moctezuma y del busto de Nefertiti, la devolución de las 46 mil piezas saquedas del santuario inca Machu Picchu hace casi un siglo por el explorador estadounidense Hiram Binghman III, está por consumarse.
Las piezas que Binghman sustrajo del majestuoso complejo inca ubicado en los confines de la selva amazónica y que durante los últimos siete años han sido objeto de litigio entre la Universidad de Yale y el gobierno peruano, arribarán a Perú en el avión presidencial, a finales de este mes.
Aunque se trata de un primer lote, que consta de 350 piezas, entre cerámica, piedra y oro, la resolución de este litigio marca un hito en la historia de la arqueología latinoamericana.
El itinerario de estas piezas a su llegada a Perú consistirá en una semana de exhibición en el Palacio de Gobierno, en Lima. Luego serán trasladadas a la Casa Concha, en la ciudad de Cusco, pero todavía de manera provisional porque su destino final será el futuro gran museo del Tahuantinsuyo, según indicó a EL UNIVERSAL, el ministro Cultura de Perú, Juan Ossio.
El retorno de estos bienes arqueológicos, que conforman una parte esencial de la identidad cultural andina, se produce luego de una concertada campaña en los medios de comunicación por parte del presidente Alan García y su gobierno con el fin de solicitar a la Universidad de Yale la devolución de los 46 mil objetos y fragmentos arqueológicos que Hiram Bingham III se llevó de Perú, con autorización del entonces presidente Augusto B. Leguía.
En el marco del descubrimiento “científico” del sitio arqueólogico por Hiram Bingham, 2011 ha sido declarado por el gobierno peruano como el “Año Regional de Machu Picchu para el Mundo”. Fue el 24 de julio de 1911 cuando Bingham descubrió el santuario conducido por pobladores quechuas andinos habitantes de la región,.
Las excavaciones que el explorador encabezó entre 1912 y 1916 sacaron a la luz una notable cantidad de cerámicas y objetos de bronce, plata, cobre y piedra, entre ellos peines, prendedores en hueso y hasta algunas momias, y todo lo llevó a Estados Unidos para ser analizado pero nunca regresó el lote. Hasta hoy los objetos permancen en custodia del Peabody Museum, administrado por la Universidad de Yale.
Un gran museo del imperio inca
La Casa Concha, un edificio colonial propiedad de la Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, ubicado en el Centro Histórico de la antigua capital del Imperio Inca, será la antesala del espacio definitivo que acogerá las valiosas piezas: el gran museo del Tahuantinsuyo. El recinto que “dará cuenta de la vasta riqueza cultura incaica”. “Tenemos previsto que sea el gran museo que albergue las piezas incas, no solamente las que vienen de la Universidad de Yale sino también otras. Será un museo con varias salas, donde daremos cuenta de la riqueza de la cultura incaica; se expondrá todo lo vinculado a su religión, a su sistema político, a su tecnología, al ciclo vital de los individuos y al ciclo anual”, indicó Juan Ossio en entrevista telefónica.
Ossio adelantó que que la primera piedra de este recinto sea colocada a principios de mayo, y que los trabajos de construcción duren aproximadamente un año.
Sin embargo, todo sigue en el aire, pues el diseño y la edificación del museo aún serán sometidos a un concurso internacional arquitectónico. Una licitación que estará a cargo del Ministerio de Cultura y del Ministerio de Relaciones Exteriores, en coordinación con la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco.
Paralelamente a la construcción del recinto se irá también definiendo la museografía, que estará a cargo de especialistas en la cultura inca, entre los que destaca personal de la Universidad de Yale que ya ha trabajado con las piezas para la curaduría de una exposición itinerante que recorrió durante tres años Estados Unidos.
El arquitecto Cayo García Miranda, decano de la Facultad de Arquitectura y Artes Plásticas de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco y autor de la iniciativa para la construcción del Museo del Tahuantinsuyo, señala que este proyecto arquitectónico será un edificio emblemático importante en Perú, porque mostrará la cultura andina a nivel de las cuatro regiones que conformaron el territorio conocido como Tahuantinsuyo durante el florecimiento del imperio incaico.
“Tendrá un área histórica y la exposición de las piezas de Yale, las cuales tendrán un lugar especial, se habilitará también las cuatro regiones geográficas que ocuparon los incas, será como reproducción de contextos naturales, la selva, la sierra, las praderas andinas y naturalmente las ceja de selva amazónica, donde se ubica Machu Picchu”, indicó García Miranda.
El ministro de Cultura peruano, Juan Ossio, explicó que la construcción de este gran museo tendrá un presupuesto estimado de 200 millones de soles (apróximadamente 850 millones de pesos mexicanos), de los cuales actualmente se cuenta con 150 millones. Son 50 millones (600 millones de pesos) que ha destinado el Estado peruano y 100 millones (casi 420 millones de pesos) provenientes de la Universidad de San Antonio Abad del Cusco. Se espera que contribuyan también instituciones públicas y privadas, así como la Universidad de Yale.
Otro de los proyectos surgidos de los acuerdos de colaboración entre la Universidad cusqueña y la estadounidense es la creación de un Centro para la Investigación de Machu Picchu y la Cultura Inca, donde se realizarán intercambios académicos y estará equipado con lo último en tecnología para que se continúen con la investigación científica de las piezas arqueólogicas.
Reacciones encontradas
Pero las reacciones en torno a la repatriación de estos bienes culturales no se han hecho esperar.
Mientras Juan Ossio resaltaba hace unas semanas en entrevista con este diario que el retorno de las piezas significa un logro importante para el recién creado Ministerio de Cultura de Perú y señalaba que se trata de un compromiso serio y real, hace pocos días un congresista opositor de su país denunció que la devolución de las piezas arqueológicas es “una farsa”, porque el estado peruano aceptó la devolución de sólo un 20% de las piezas.
El legislador peruano Yonhy Lescano declaró en días pasados que tuvo acceso a documentación oficial en la que descubrió el “supuesto engaño” del gobierno peruano y dijo que en los próximos días explicaría el caso en la Comisión de Relaciones Exteriores.
En respuesta a estas acusaciones, el ministro de Cultura pidió que lo que ya está en el campo académico no se politice y menos ahora que el proyecto ya está “bien encarrilado”, pues el primer lote de las piezas arribará próximamente, el segundo en el transcurso de este año, y el tercero a fines del 2012.
La comunidad arqueológica comienza también a pronunciarse. Es el caso de los arqueólogos peruanos Miguel Aguilar Díaz y Mariana Mould de Pease, quienes aseguran que los argumentos para la repatriación se convirtieron, desde el principio, en estrategias políticas y económicas de apropiación del sitio como patrimonio cultural.
En el artículo Entre diálogos y repatriaciones. Reparación colonial por la memoria y preservación de Machu Picchu, proporcionado por Aguilar Díaz y que se publicará próximamente, los arqueólogos indican que “Machu Picchu ha sido descubierto, redescubierto, apropiado y recuperado por agentes que poco o nada han involucrado a los descendientes de sus creadores”.
NOSOTROS NO NOS IDENTIFICAMOS CON LOS TÉRMINOS EXPUESTOS EN ESTA NOTICIA, PERO LA PUBLICAMOS TAL COMO LA ENCONTRAMOS, SIN CENSURARLA PARA VER DIFERENTES POSICIONES FRENTE A ESTE TEMA.
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